El caballero (designado en la época con la palabra francesa chevalier o la latina milites) era un guerrero a caballo de la cristiandad latina (la Europa occidental medieval, que se había definido en torno al Imperio carolingio) que servía al rey o a otro señor feudal como contrapartida por la tenencia de un dominio territorial o por dinero (como tropa mercenaria, lo que en las ciudades italianas denominaban condottiero). La participación de los caballeros en las Cruzadas originó la creación, en Tierra Santa, de las denominadas órdenes militares; y posteriormente, en Europa, de las denominadas órdenes de caballería.
La trayectoria vital de un caballero era, por lo general, la de un hombre de noble cuna que, habiendo servido en su primera juventud como paje y escudero, era luego ceremonialmente ascendido por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia el aspirante solía prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como proteger a los indefensos; lo que se denominaba el código de caballería. Convertido en ideal caballeresco (el del "caballero andante"), fue un importante componente de la ideología justificativa de la función de la nobleza en la sociedad estamental, y se expresó en la denominada literatura caballeresca (cantares de gesta, poesía trovadoresca, romancero, materia de Francia, materia de Bretaña, materia de Roma, libros de caballerías, novela caballeresca) y en todo tipo de obras de arte.
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